lunes, 12 de julio de 2010

La Mejor Selección Del Mundo




Ayer ha habido un acontecimiento inmenso, un triunfo grande que quizás no mucha gente comprenda. Dentro de los que sí comprenden, de seguro, está mi amigo Alejandro Ruiz Estrada. Alejandro, cubano, ha sido hincha de la selección española de fútbol desde que tiene uso de razón. El vio muchos mundiales sin éxitos que celebrar. Rechinó los dientes y apretó los puños cuando en el 2002 una Corea inexperta se confabulaba con un linier mentiroso para sacar a España del Mundial, una vez más en cuartos, una vez más dando fuerza al mito del San Benito, esa maldición que tenían La Roja. Vio como vino Luis Aragonés, el sabio de la hortaleza, y trató de tomar las riendas en el 2006, sólo para que Zidane (y no Francia) los sacara del Mundial. No más, dijo Aragonés. El viejo se subió las mangas y decidió cortar de tajo todos los vicios que frenaban a España.

Empezó no convocando más a Raúl, el "Ángel" (de la mala suerte), después de perder 3-2 con Irlanda del Norte en Belfast, el 3 de Septiembre del 2007. Después de ese partido volvieron a perder, el 7 de Octubre del 2007, con un 2-0 frente a Suecia. Tras ese partido fatídico en el que todo el mundo reclamaba el regreso de Raúl, Aragonés los despidió al descanso de invierno, cada uno a su club, y tres días antes del próximo partido los volvió a convocar. Ya no perdieron más. Jugaron y jugaron ganando hasta que llegaron a la Eurocopa, y ahí también ganaron, y en semifinales fueron contra Italia la campeona a penales, y Casillas le enseñó a Bufón quién era el mejor portero del mundo. Y luego fueron contra Alemania y les ganaron. Y la gloria fue para ellos. Y si uso tantas conjunciones es porque así suena más bíblico y glorioso. Eran el mejor equipo europeo. España ganaba la Eurocopa, cuarenta y cuatro años después del gol de Marcelino.

Tras eso Aragonés se retiró y los recibió Vicente Del Bosque, un hombre ejemplo para muchos, excepto para Florentino Pérez (presidente del Real Madrid) que le terminó su ilustre carrera como entrenador de aquel club, porque Del Bosque no cuadraba con su Real Madrid mediático, conformado por delanteros apuestos y con grandes nombres. Del Bosque, el gordo, tartamudo y bigotón, no cabía como técnico del club más glamoroso del mundo. Por cosas así el Madrid ha tenido que pasar un calvario como dejarse encajar un 4-0 por el Alcorcón... porque menospreciar a Vicente Del Bosque es pecado capital. Ahora Vicente Del Bosque se alza como mejor director técnico del mundo, nunca perdiendo la compostura, salvando los partidos con su confianza en jugadores jovencitos, nunca retirando a los grandes y probados, ensayando jugadas, explotando la capacidad individual de sus jugadores hasta los límites y más allá, nunca confiándose, nunca pronosticando, nunca cejando. Parándose sobre los hombros de Aragonés (y de la escuela de la Massía) pudo enseñar que el mejor juego español, el toque y toque con dominio del balón y filigrana, era un fútbol capaz de ganarle a los equipos más célebres, violentos, defensivos o resultadistas.

Argentina nunca pasó de cuartos porque los hilos que la mantenían unida se cayeron completamente. Unos jugadores no combinaban con otros, las “tácticas” de Maradona revelaron no ser más que afortunados saltos de fe, y al enfrentarse a su peor pesadilla perdieron por goleada humillante. Siguieron el camino que antes habían seguido los ex-campeones Inglaterra e Italia, tan llenos de veteranos y sin los extranjeros que hacen a sus ligas grandes, que cayeron al lodo sin gloria ninguna, incapaces de hacer nada con el balón a sus pies. También perdió en cuartos Brasil, que por haber confiado en Dunga asesinaron su ·jogo bonito" en pos de resultados seguros, sólo para que Holanda les demostrara que no hay táctica que reemplace al buen juego y que tienen que reencontrarse a sí mismos en menos de 4 años si no quieren un segundo Maracaná en el 2014 como lección. Los Uruguayos jugaron como héroes y como héroes cayeron, traicionados por la debilidad de su portero, aunque tuvieron la mejor de las defensas y el jugador más esforzado, el nombrado más valioso del Mundial, Diego Forlán. Uruguay nunca cejó, y sus dos anteriores (y antiguos) títulos nunca hicieron que se comportaran como Alemania, una Alemania joven y multicultural que era menos trabada y más audaz, y que ya sonaba trompetas de victoria. Sin embargo, así como Brasil pereció frente a Holanda, Alemania se vio a sí misma frente al espejo cuando se cruzó con España, y lo que se vio fue un equipo inexperto y pálido, incapaz de imaginación alguna, incapaz de tener el balón, siendo “bailado” por un equipo sin títulos, pero con calidad. ¿Para qué sirvió la Historia? ¿Para qué tantas semifinales? ¿Para qué tanto bombo? No hubo nada que comentar ni discutir. Tal y como perdieron en la Eurocopa: vinieron, vieron y volvieron a perder frente a La Roja.

El día D llegaría con un encuentro entre dos equipos que nunca habían tenido la Copa. La Copa tendría un nuevo dueño. Cannavaro, italiano descarado como pocos, sin haber aparecido nunca en este mundial, regresó a Sudáfrica sonriendo como modelo a dejar la Copa en el estadio como capitán de los ganadores pasados. Salieron los holandeses al campo, los tulipanes, sabiéndose expertos en jugar finales (aunque nunca de ganarlas)… y con ellos salieron los hispanos, antes los gritos de miles de espectadores que aún no se recuperaban del shock de ver a su equipo en la final. Si nunca habían pasado de cuartos, ¿cómo tragarse esto? Si estaban acostumbrados a dudar, ser pesimistas, vilipendiar a sus jugadores, ¿cómo imaginarse vitorear una final?

Resumen del partido, los españoles jugaron bien, los holandeses mal. Así de sencillo era, blanco y negro, no había razón para decidirse por la preferencia a un equipo. Holanda traicionó la memoria de Cruyff y de la Naranja Mecánica… no hubo pases, hubo golpes y juego destructivo. Jugaron con la desconcentración Argentina y Brasileña, la cobardía violenta de Italia, la ceguera desorientada de Inglaterra, la falta de creatividad de Alemania. España jugó como en su partido pasado, como ningún equipo ha jugado este mundial. ¿Quién dice que hace falta meter 7 goles? Con un solo gol se pueden ser los mejores. Por eso San Íker Casillas, el milagroso, que ha recomenzado su nueva racha con más de 450 minutos sin permitir gol, paró sin soltarla tres relámpagos de Robben que todo el mundo iba a cantar como goles. Por eso Ramos, el del Madrid, volaba de lado a extremo a extremo por su banda, cabeceando, recuperando, regateando, pasando con clase, defendiendo, fusilando, dando clases. Por eso Puyol fue otra vez más que un muro, y era una furia impasible que teniendo un gol en el partido pasado supo llegar otra vez más alto que todos, despejando o buscando la puerta ajena. Por eso Villa, por eso fue grande todo el medio campo, todo el equipo.

Y al final, aunque todos lo temían, este partido no se ganó como la final del 94, o como la final del 2006, en penales. Lo parecía, pero no fue así. Iniesta fue instrumento una vez más de la inspiración infartante, de las jugadas que hacen historia. Quizás el pensó que le bastaba para morir orgulloso su rol en Stanford Bridge, en la semifinal de la Champions League del 2009 contra el Chelsea, cuando el Chelsea tenía ventaja de un gol y el Barça sabía que un empate les hacía ganar por puntos y los hacía pasar. Y esto fue lo que hizo Iniesta aquel día. Y esto fue lo que hizo ayer. Y al quitarse la camiseta abajo tenía el recuerdo de un amigo catalán fallecido el año pasado… y si Casillas lloraba desde ese gol hasta el final por verse finalmente campeón, tras 12 años o más, entonces no puedo imaginar los ojos de la familia de Dani Jarque cuando vieron eso. Y si el Dios del fútbol volvió a bajar a ver a Andrés Iniesta y vio eso, vio que era bueno.

Este deporte tiene tanto drama que no puede tragarse de golpe. No alcanza una vida para saborearlo. Tiene jugadas gloriosas y tiene héroes y villanos. Previo a su designación como mejor jugador del mundo por la FIFA, Cristiano Ronaldo dijo: “Yo soy el uno, el dos y el tres del mundo.” Quizás lo fue. ¿Lo siguió siendo? ¿Lo es ahora? ¿Hay motivo para que los medios sigan hablando bien de él? Mientras tanto, Puyol va en sus semanas de descanso a trabajar a la granja de su padre e Iniesta, el Iniesta del Stanford Bridge, el de la humildad, el ejemplo de los niños, dedica su gol y su entrevista a todos los que lo han ayudado y a la memoria de un amigo muerto. Ese es el ejemplo del fútbol ganador. ¿Qué importa si la mitad de la selección juega en el Barça? Grandes como Xabi Alonso y portentos como Sergio Ramos y Casillas vienen del equipo rival, pero son también ejemplos de cabeza fría. Y todos, los de Madrid y los de Bilbao y los de Cataluña y los de Asturias y los de Fuentealbilla… los que esperan cuatro Mundiales como Puyol y Casillas y los que juegan su primera Copa y ya son titulares como Pedrito… todos están reunidos en un mismo “once” y eso es algo milagroso. En tres años afortunados la selección Española nos enseñó que lo que está bien es hacer las cosas bien. Que no existe camino para ganar si no es jugar bien todos, un fútbol total, con ambición, pero con perspectiva, con mucho trabajo y mucha entrega. Y que no hay que creer en ningún San Benito. Se puede.

Este fenómeno es demasiado grande para entenderlo a cabalidad. Sólo se puede sentir, y sentirse abrumado. No se puede contemplar. Ningún tipo de meditación te enseña a contemplar en plenitud lo que es vivir una Copa del Mundo de Fútbol. Ser la mejor selección de fútbol no es cualquier cosa. No es ser un grupo de hombres cualquiera que son los mejores en su trabajo. No. Los que piensen eso no entienden el fútbol. Luego de que imágenes televisadas mostraran al pulpo Paul eligiendo a España como campeona, un comentarista mañanero se quejaba exultado: "¿Cómo es posible que el estado de ánimo de un país lo pueda decidir un pulpo comiéndose un mejillón? Es la cosa más estúpida del mundo. Es algo imbécil." Ese hombre tampoco entiende el fútbol. ¿Saben quién entiende el fútbol? Rubén Uría…

“Basta con rascar en la superficie de una situación esperpéntica para
diagnosticar que la selección española de fútbol pasa por ser, a día de hoy, el
único consuelo social en el que encuentra refugio este país. España está siendo
azotada por una crisis brutal, por un paro salvaje, por una Justicia
extravagante y una desconfianza creciente hacia la clase política. Con ese
paisaje y ese decorado, este país sigue trufado de malas noticias, pero se
resiste al pesimismo, todo cuello, aferrado a una magnífica noticia, su
selección. España tiene necesidad de echarse a la calle, de disfrutar y sobre
todo, tiene ganas de creer. Esas necesidades las ha cubierto, de pleno, una
generación de héroes en pantalones cortos con la que toda la sociedad se siente
identificada. Los futbolistas de España son brillantes, plásticos, genuinos y
carismáticos, pero sobre todas esas características, aparecen revestidos por un
manto de cercanía y humildad. Ahí radica el éxito de Vicente Del Bosque,
Iniesta, Xavi, Casillas, Puyol, Piqué y compañía. Esta España es un ballet de
casacas rojas, la banda sonora de nuestros hogares, la bandera del espectáculo y
un sentimiento donde no hay partidas de nacimiento. Hay quien dice que el fútbol
es pan para hoy y hambre para mañana, que una vez que España gane el Mundial
todo volverá a ser un desastre y que enchufar la tele para ver al jodío pulpo es
haber perdido la chabeta. Pero Paul, un oráculo a base de tentáculo, sólo es un
heraldo de ocho patas que anuncia un viento de cambio, el de la ilusión.”

- Ruben Uría


Tengo la certeza de que Alejandro Ruiz también entiende de qué se está hablando.

- Melkay -


pd. Haciendo de abogado del diablo... espero sinceramente que España pueda tener un poco más del optimismo colectivo necesario para avanzar. Sus últimos logros han sido convencer a Raúl de liberar presos políticos para así ellos intentar cambiar la posición común europea frente a nosotros (a fin de gustarle a un Chávez que quiere nacionalizar todas las empresas españolas), y suprimir artículos de la constitución catalana. El paro sigue igual, todo sigue igual. A veces ni el fútbol le quita a uno el cinismo.
pd1. Por otra parte... qué cinismo ni qué ocho cuartos...

7 comentarios:

  1. Créditos por favor a Jorge Ibarra ahhhh y no te voy a dejar pasar lo de : "Italia cobarde y violenta" eso es injusto, muchos equipos fueron + violentos y más cobardes.

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  2. Sin dudas España se merecía el trofeo. Aunque me hubiese encantado una final entre Forlán y Villa.

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  3. En la marcha victoriosa en Madrid, algunos llevaban las banderas de sus comunidades. Antes Puyol había dado la vuelta al estadio con la bandera de Catalunya. España no existe, el español no existe. Y ese es el prodigio de esa selección, que ha jugado armoniosamente, como ninguna en el Mundial, a pesar de estas profundas diferencias nacionales. Pero lamentablemente el fútbol es un espejismo, una obra bien montada por la FIFA. El fútbol no, perdón, el deporte es auténtico, el espectáculo, su presentación como "lo más importante del mundo", es una farsa que necesitamos creer (a falta de otras obras más creíbles).

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  4. Claro que España existe. ¿No es cierto que los 11 jugadores cantaron el himno español? Sí, muchos españoles le dan más importancia a su comunidad autónoma que a la nación, y yo en ciertos sentidos lo apoyo. Pero, ¿dónde es que ves tú ahí un argumento para la falsedad del fútbol? ¿Cómo prueba eso que es un espejismo? Hay mucha ausencia de pasos lógicos ahí.

    Claramente tú has tomado esa perspectiva por razones ajenas al fenómeno y no verás nada diferente. Es lamentable, porque sólo una mente dicotómica convierte en opuestos lo diverso. El fútbol no es una farsa que necesitamos creer... es una farsa que, para aquellos que creemos en él, ELEGIMOS creer. Es como decir que el arte, o cualquier ideología, son farsas que necesitamos creer... es posible, pero como dice Christopher Nolan que: "el arte es falsa, pero sus efectos son bien reales". Y la gente buscará siempre cualquier cosa que otorgue esos efectos, no por necesidad, sino por voluntad.

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  5. El fútbol no puede conseguir lo que siglos de desencuentros históricos no han logrado. El fútbol puede hacer que 11 jugadores se abracen y escuchen (no canten) las notas del himno español, pero no puede evitar que cada cual, después, se sienta evidentemente catalán o castellano, o lo que sea.

    Debiste leer el comentario completo, pausadamente, y no saltar a la segunda línea. El fútbol no es farsa, el espectáculo montado por la FIFA, sí, dije. Te paso este link, ojalá atraviese tu filtro antispam: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95871

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  6. wow! me harás llorar!

    he recordado cada momento de ese mundial!

    para no saber nada sabes bastante (y no es un elogio)

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  7. Recuerda la semifinal también.

    http://www.youtube.com/watch?v=WbZgIt1XDqk

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