miércoles, 21 de diciembre de 2011
La cívica de los monos libres
El texto que publico hoy aquí no lo he escrito yo. Lo notarán porque es de un estilo visiblemente diferente. Hace varios meses escribí una entrada de título "La Historia Oficial (parte I)" (http://abajoelblogueo.blogspot.com/2010/08/la-historia-oficial-parte-i.html)... que hablaba sobre el papel de los mitos en el control de una sociedad, de cómo las "historias oficiales" del poder inmovilizan a la gente, y de cómo la presión de pares, de un grupo, inmoviliza al individuo. Bueno, al menos quería transmitir eso. Que me haya salido es otra cosa. Pero sí he tenido la suerte de que me leyera un joven universitario cubano que vive en Cuba, y que se sintió motivado a escribir cómo se siente él en su realidad.
Es alguien indudablemente inteligente y con principios, y es un honor para mí publicarlo en su blog. No lo hago porque apoye su visión (aunque la mayor parte de lo que dice es acertado e innegable) sino porque es una visión necesaria y poco oída en el debate cubano en Internet. Entre tanto triunfalismo (de ambas partes) él ha sabido
ver que el principal obstáculo para cambios positivos en Cuba siguen siendo los propios cubanos, y que es difícil combatir tan rodeado de una ausencia de empuje, de una falta de apoyo tangible. Me ha recordado una frase de Ernesto Hernández Bustos, administrador del excelentísimo blog "Penúltimos Días", cuando dejó atrás todo triunfalismo de una Cuba post-castrista ideal, y le dijo al periodista Tracey Eaton:
"No, la verdad es que no sueño con volver a Cuba. Incluso, no estoy seguro de que una Cuba de futuro me interese como un lugar para construir mi vida. (...) Yo creo que Cuba es una sociedad hoy en día enferma. Y a nadie le gusta vivir en sociedades enfermas. También espero que sane, y hago todo lo posible para ello. Pero... no, no, no tengo el deseo."
Bueno, pues el autor de esta entrada no es tan pesimista. Quiere vivir en Cuba y no morir en el intento. Y no quiere cruzarse de brazos y esperar. Pero reconoce que es difícil. Muy difícil.
Y ya basta de preámbulo.
La cívica de los monos libres
“Mi decisión personal realmente es tratar de dejarme de comportar como si fuera un mono viviendo entre más monos. Realmente preferiría poder llegar al plátano y no morir en el intento. Ese es el verdadero mérito de cuestionar el conocimiento común. ¿Cuánto realmente sabemos sobre lo que está bien o no? ¿Cuántas lagunas existen en la Historia Oficial?
Se me ocurren unas cuántas.”
- Melkay, La Historia Oficial
Llámenme Elías si no les importa. Podría llamarme de otro modo, pero el seudónimo no esconde nada a los que quieren leer estas páginas, sino a otros.
Bien, sólo es preciso decir que soy un joven cubano -que vive en Cuba además- recién graduado de una carrera universitaria, trabajador, y que no asume el activismo político como tarea de vida. Así es como me he aproximado al ensayo magistralmente escrito por Melkay "La Historia Oficial" -claramente inspirador de este- y así es como intento discutir algunas ideas sobre el civismo y la nación cubana que me vienen dando vueltas en la cabeza desde hace algún tiempo. Además debo decir que en materia de política mis lecturas son escasas y por tanto me remitiré fundamentalmente al sentido común que he desarrollo en mi breve experiencia de vida.
Si le quieren poner la etiqueta de lo-que-piensa-un-joven cubano-sobre-su-realidad no me opondré, pero sé que las expectativas superarán el alcance que me he propuesto. Poner en claro ciertas ideas sobre mi posición política, sí, avivar los aires de revolución (con “r” minúscula de “real” y “radical”), no tanto.
Siempre me he enorgullecido de ser cubano, y aún más de permanecer en la Isla. Sufro de una penosa obsesión que me impone terminar lo que he empezado, o padecer largamente con una lista mental de tareas que pueden ir desde terminar de leer un libro hasta manejar adecuadamente una conversación incómoda con otra persona. Pero entre esos tan intrascendentes asuntos pendientes, se cuentan otros a los que le pongo el corazón. Ver cómo termina (o empieza) todo en Cuba después de más de cincuenta años (¿acaso poder participar de esa era?), es uno de esos asuntos. O sea que preferiría quedarme en Cuba y soportar un poco más. Como se dan cuenta esta actitud es pura aberración frívola de una persona que, gracias al sacrificio de sus padres –por fortuna éticamente legítimo-, no ha tenido que sufrir totalmente los desmanes de la realidad cubana (ni hambre, ni falta de techo, ni escasez extrema) pero hay que ser justo y contarlo todo.
Debo decir que hablo sólo por mí y de la forma más utópica posible; no intento imponer mis pretensiones a nadie, ni critico a nadie por no querer para sí lo que yo quisiera para mí. Entiendo a los que se van y muchas veces admiro su resistencia y su determinación, más aún si han sufrido las más elementales carencias. En definitiva, no estoy yo mismo seguro de que pueda ser siempre consecuente con el anhelo de quedarme en Cuba pese a todo, porque los análisis racionales y, aún peor, las necesidades materiales al final pueden más que un tirón en el pecho y una vaga idea fija; eso sí, puedo asegurar que será una decisión difícil.
A esa actitud inexplicable racionalmente –enteramente estúpida para resumir- se asocia otra que tengo en más estima: querer lo mejor para mi país y ejercer el derecho a mejorarlo.
(Que el lugar donde se habite mientras se practique ese derecho es completamente irrelevante a estos efectos, no tengo que decirlo: ahí está Melkay como ejemplo, con una entereza que no cabe en el nuevo país que habita. Ahora bien, es obvio que el altruismo total carece de verosimilitud y que inevitablemente uno quisiera ¿construir? un buen país para vivirle, no para observarle con nostalgia desde lejos.)
Levantar la mano, decir que discrepo, y dar mis razones.
No mantener una doble moral.
No sumarme a los gritos de Viva Fidel o Raúl o la Revolución, por creerlos contraproducentes e innecesarios, máxime cuando creo que esos nombres son causantes de la calamidad cubana. (Tampoco diría Viva Oswaldo Payá, o Manuel Cuesta Morúa, o Bertha Soler. Es cuestión de que pienso que la personalidad no debe imponerse demasiado sobre el movimiento que lidere, aunque la incompatibilidad ideológica cuenta, no digo que no.)
Votar en blanco en elecciones antidemocráticas, no sólo porque las opciones son pésimas sino porque el sistema electoral es antinatural y malintencionado.
Discutir sobre la necesidad del pluripartidismo, de la brevedad de una administración, del debate interno y la libertad de prensa, de tolerar la diversidad de opinión, en fin, del CAMBIO y de la construcción de una Cuba Nueva.
Eso es lo que hago.
Verán que son pocos menesteres. Y claramente que no significan ser patriota, eso exige de sacrificios mucho más abundantes y trascendentes, significan simplemente alcanzar cierto grado de compromiso con el entorno social, creer en un ideal civil y afirmarse en esa posición. A mí no me enseñaron en la escuela que todo eso también forma parte de la vocación cívica de una persona, en tanto es un derecho y un deber del ciudadano participar activamente en el mejoramiento de su sociedad. (Eso tuve que aprenderlo de más grande con mi propia familia.) Pero, una vez aprendido, sirvió de guía para mi conducta en lo referente a mi interacción con la política, en cualquiera de sus variantes, que en Cuba son muchas y muy diversas, con mayor o menor grado de importancia y de repercusiones.
He aquí que me propongo hacer este artículo –espero que un signo de cívica también- para precisar lo imperioso que resulta que el cubano medio tome las riendas de su mente y fije un norte, exento de cinismo o nihilismo, de manipulaciones externas, del curso no cuestionado de la inercia.
A menudo se suele poner atención a la superestructura y sus puntos flojos, al sistema, a la ideología, a la economía, a la política interior y exterior, etc. Pero es infrecuente, en el discurso de intelectuales comprometidos con Cuba, una breve mención a lo que piensan los cubanos como generalidad sobre estos temas. Como si las reformas pudieran estar destinadas solamente a la élite que resuena inmediatamente con el ideal que se defiende, como si no se temiese en lo absoluto a que el pueblo alcanzase la mudez permanente de tanto practicarla.
Creo que llegado a este punto conviene notar que es el imaginario colectivo, en términos de ideales políticos y sociales (por burdo que pueda parecer), y no un líder, el responsable de que un movimiento de liberación (o de revolución) marche invariablemente hacia su objetivo. Ese que muchas veces se llama ‘condiciones subjetivas’ en los escritos de Lenin, ese que suele atraer una atención menguante una vez que una personalidad se distingue entre las demás. Tal imaginario es lo más importante que existe para una nación que aspira a la prosperidad, no ya a la independencia, la autonomía, u otro tipo de cambio de orden político, porque la idea de bienestar social no la puede tener un solo hombre o dos o una generación sino todo un pueblo, para quienes está destinado en definitiva dicho bienestar.
Estoy en completo desacuerdo con la concepción de Aristóteles, que José Ingenieros respalda en El Hombre Mediocre, de que todo lo que existe tiende a alcanzar su estado de entelequia o de perfección absoluta. ¡Ojalá! He estudiado la Segunda Ley de la Termodinámica, y me consta que todo proceso por el que transite un sistema aislado tiende al desorden, a la desinformación, a la corrupción. Y con esta metáfora física, sobra la poética. (Todo proceso. Sistema aislado. Desorden, desinformación, corrupción. Más claro ni el agua.)
La desnaturalización de un ideal una vez noble, no es excepción. Sin la presión del pueblo que siente por ese ideal, este no podrá moldearse en la práctica ni atemperarse a los nuevos aires, y su manifestación sociopolítica no podrá someterse a enriquecedoras comparaciones con otras implementaciones del mismo ideal o de otros igualmente nobles.
La necesidad del cambio probablemente sea la idea más pisoteada por la Revolución, precisamente porque no se comprende. Como quien evalúa esta necesidad no es quien sufre las decisiones sino quien las toma… Se dice: “El sistema está bien porque funciona, y funciona porque está bien”. Y así sucesivamente. Y lo que no parece entenderse del todo es que funciona mal y evoluciona, como todo sistema que marche a despecho de su gente, hacia el desorden total. (Para no andar con los eufemismos que tanto critica Melkay en el periodismo cubano, aclaremos que estamos hablando de Fidel, Raúl, la ¿generación histórica se decía, no?, y los oportunistas y energúmenos de turno).
Una de las consecuencias más drásticas del sistema ha sido la deformación de la mentalidad de la gente, de sus intereses, de su ética, su moral y su cívica. Unido a la falta de espacios de debate, la censura y la represión, tendríamos una buena idea del conflicto cubano. Cero participación real del pueblo en decisiones políticas y, por ende, cero perspectivas de cambio. Esto lo juzgo más trascendente que cualquier crisis económica.
Ante todo, es natural que el cubano asuma con cierta indiferencia su realidad; no podría invertir emoción ni esfuerzos en mejorarla pues piensa que sería constantemente pisoteado y/o que perdería demasiado tiempo útil para suplir sus escaseces más cotidianas. No creo, como algunos teóricos de la conspiración, que la crisis cubana se mantenga porque se precise para sostener a la escuadra adecuada en el poder, pero es obvio, que una circunstancia como esta garantiza que el pueblo no proteste y se postergue indefinidamente la proposición de cambio y el cambio mismo. Quiere decir que los que no tienen nada que perder –los cubanos menos remunerados- se ocupan de sus insuficiencias más básicas, y los demás –¿alguien duda de la existencia de clases en Cuba?-, no quieren arriesgar lo poco que tienen. Punto.
Al final, un silencio atronador recorre las calles. El civismo mutilado se retuerce en las aceras, obligado a vivir de los pocos niños que ayudan a los viejecitos, y de los tontos spots televisivos que llenan los minutos libres de la programación.
Nadie se preocupa, nadie quiere entender. Y de la incluso noble –pero estúpida- incondicionalidad comunista sólo queda el nombre. En los que dicen ejercerla suele comprenderse un sentido del propósito: o caer bien y escalar, o pasar desapercibido y sortear los obstáculos. Lo cierto es que, para no ser absolutos, muy poca gente se siente entusiasta y esperanzada con el proceso revolucionario, con la próxima elección, con tal o cual asamblea… Pero lo que es peor, nadie tiene ideas alternativas.
Nadie que no sea comunista es otra cosa, le son ajenas las variadas posiciones en el cuadro de los sistemas políticos. Por supuesto que estoy hablando de mayorías. Ahí está el Movimiento Cristiano de Liberación, las Damas de Blanco, el Movimiento Libertad y Vida, los blogueros de la nueva generación con Yoani Sánchez a la vanguardia, etc. Pero esa disidencia organizada es minoría, y realmente no llega a la vida cotidiana de la gente. No sólo por desinformación, represión y censura (y las demás razones expuestas), sino porque a los cubanos, por idiosincrasia, nos cuesta alinearnos a un ideal y comprometernos.
Necesitamos de un hombre carismático de buenas intenciones que nos lidere, o de un sociópata que simule serlo, porque sí somos proclives a cultivar la personalidad. Precisamos de alguien que nos diga que las cosas van mal, y que esta o aquella vía las hará corregirse. Y eso, en los albores de este nuevo siglo, ya no es soportable.
Todo cubano debe pensar arduamente y actuar en correspondencia. Aunque se haya cultivado a sí mismo debiéndole a un partido su formación, esta sólo podrá estar a servicio de la sociedad toda, por más que el chantaje indirecto del partido o preconceptos personales de la fidelidad se interpongan en el camino.
Hay que pensar en Cuba. En una Cuba socialista, en una Cuba social-demócrata, en una Cuba liberal, o en otras, el tiempo y nosotros mismos nos encargaremos escoger la mejor variante. Eso sí, deberá pensarse en los paradigmas más antiguos del contrato social, los que adolecen de izquierdas y derechas, sobre todo en la justicia y el bienestar, y afirmarse bien en la posición que elijamos. Que no venga nadie a decirnos que un proyecto más humanista nos llama, porque habremos pensado en todos esos proyectos y tendremos una opinión al respecto.
De nuevo, esto no significa recrearse en una terquedad política que no nos permita votar en elecciones realmente democráticas -nada de democracia representativa ni de centralismo democrático…- por un presidente que no tiene exactamente nuestra misma opinión. Deberá juzgarse quién, o qué partido o qué ideología, se aproxima más a nuestros intereses y votar este. Si la infraestructura más general está bien construida no habrá dilaciones para la deposición del poder en casos problemáticos o al término de un mandato –porque las palabras vitalicio o dictador resultarán sumamente deleznables-.
Pero ese no es nuestro mundo por el momento. A nuestra Cuba le falta mucho; de todo un poco, en términos de educación, economía y política. Lo que sí no le faltan son hijos que sienten por ella.
Si llegásemos a entender algún día que todo lo que pueda hacer una persona común es de alguna manera influyente, nosotros los cubanos habríamos superado la mayor brecha hacia la libertad de Cuba.
- Elías Blaín
lunes, 14 de noviembre de 2011
Vacunas contra el subdesarrollo
He leído los últimos comentarios del visitante el Yuma en la entrada anterior y no puedo evitar llevarme la impresión de que le falta mucha, mucha información. Su diagnóstico de las sociedades capitalistas es de pena porque parte desde prejuicios evidentes. Concluye que la inmensa mayoría de las naciones son capitalistas y que el mundo está en severos problemas... ergo, el capitalismo no sirve como solución para Cuba. Sin duda ha visto grandes problemas sociales en muchas partes del mundo, pero a la hora de encontrar el factor común de sus problemas has recurrido a una visión ultra-economicista y antediluviana... todos son capitalistas, así que el capitalismo no resuelve nada, sino que trae problemas, ¿o no?
El problema ineludible en ese debate es que para proponer soluciones al subdesarrollo hay que mirar aquellos ejemplos que han salido de él en las mejores condiciones posibles. Por otra parte, para proponer críticas al desarrollo hay que ver qué ejemplos se escogen, dónde se hace cherry-picking, y dónde el que debate se hace el de la vista gorda con las numerosísimas excepciones de su regla.
El tema del militarismo es de mención menos extraña, pero no deja de ser endeble. Evidentemente se hace pensando en Estados Unidos, que desde mediados del siglo XX ha llevado a cabo políticas militares neoconservadoras... pero quizás valga la pena entender que el Neoconservadurismo y el Liberalismo son prácticamente opuestos: el primero busca expandir la democracia a través del uso mundial de la fuerza, con intervenciones militares y sanciones comerciales.... el segundo cree en difundir la democracia a través del librecomercio y la diplomacia.
Veamos a Suiza, el país más pacífico y neutral del mundo... tiene una gran riqueza conseguida a partir de políticas laissez-faire (capitalismo de mercado) que con el tiempo pudo mutar hacia algunas medidas proteccionistas y una especie de Estado de Bienestar 'light', pero no ha abandonado el capitalismo.
Costa Rica, quizás el único país estable y próspero de Centroamérica... no tiene ejército. Está prácticamente desarmado. De hecho, su presidente más famoso tiene un Nobel de la Paz (de esos bien merecidos) por su mediación de conflictos. Y aún así, los costarricenses han conseguido vivir en condiciones de libertad, democracia y tolerancia durante casi la totalidad de su último siglo. Les ha resultado conveniente.
Por no hablar de que el robo de recursos, las guerras imperialistas, o la emigración desangrante no son autóctonos del capitalismo, como muchos pretenden vendernos. La segunda mitad del siglo XX nos proveyó de los ejemplos necesarios para negarlo. ¿En el siglo pasado, dónde se vio un imperialismo tan rápidamente extendido como el de la Unión Soviética? ¿Cuándo se ha visto un desastre económico y un estado de indefensión ciudadana tan grandes como los de Corea del Norte? Si comerciar con Estados Unidos y otras potencias occidentales empobrece, ¿por qué Vietnam se enriqueció en gran parte gracias a ese comercio, incluso en condiciones de franca desigualdad?
Teoría de la dependencia
Mucha gente (como "el Yuma") habla de la expropiación de riquezas y el colonialismo (casi medio siglo después de que el colonialismo desapareciera por completo) como si se tratara del alfa y el omega de la diferencias económicas de hoy. Muchos por el mundo están subidos todavía a la desacreditada "teoría de la dependencia": los países capitalistas ricos explotaron tanto a los más pobres que estos últimos todavía no se han podido levantar. Claro.
Esto no lo digo dogmáticamente sino por la misma experiencia africana, sobre todo en temas tributarios. Algunas tasas de impuesto en África son las más altas del mundo. A mitad de esta década que pasó, en Tanzania, la tasa del 30% entra a los 475 USD de ingresos, con un 30% adicional de valor agregado que le ponen a todos los productos. Esas altas tasas de impuesto han hecho imposible crear capital en esos países. Como resultado, no se construye infraestructura, ni industria, ni nada. Los países africanos pobres tienen los salarios más bajos del mundo, pero una compañía como por ejemplo Nike, que le convendría crear trabajos allá, no puede abrir una fábrica por esas opresivas tasas de impuesto. Los impuestos han matado cualquier posibilidad de desarrollo económico y, como resultado, se han vuelto completamente dependientes de la caridad internacional, de préstamos. Y la peor parte es que siguen esos estados enormes siguen elevando los impuestos para probarle a los acreedores internacionales de que pueden pagar la deuda. Y ni siquiera se puede decir que Europa se aprovecha de ellos, porque ya les han condonado la deuda!! A través de la iniciativa HIPC el FMI y el Banco Mundial han condonado parcial o totalmente la deuda de varios países pobres, como Nicaragua y Bolivia, las dos Repúblicas del Congo, Mozambique, y otros más. Pero los impuestos y la corrupción los han encerrado en una perenne depresión económica.
Sólo esos países que han iniciado una tradición democrática y fiscalmente responsable, como Botswana, o más recientemente Nigeria cuando reconquistó la democracia en el 99, han tenido desde entonces un crecimiento anual estable y continuo. En el terreno político han aparecido baches y conflictos internos, pero poco a poco Nigeria ha llegado a tener sus primeras elecciones estables y no disputadas de su Historia, este pasado Abril, y el FMI proyecta un 8% de crecimiento para este año, además de que se espera que sea parte del N-11, once grandes economías del siglo XXI.
Bridgetown, capital de Barbados.
Los detractores del liberalismo me dirán cómo son posibles los casos de Botswana, Nigeria, Taiwán o Singapur... ¿cómo se entiende que países pauperrímos, casi arruinados, inestables y "periféricos" pueden llegar a convertirse en algunas de las principales economías del mundo, con mercados abiertos y elecciones democráticas, en menos de dos o tres generaciones? ¿Cómo llegaron a ser los NIC, los "tigres asiáticos? Sin ir tan lejos... ¿cómo se explica la prosperidad de varias antillas anglófonas, apenas sin recursos ni extensión territorial?
Tomemos a Corea del Sur, por ejemplo... un país que fue devastado por una guerra, que vivió buena parte de su Historia bajo un Estado totalitario, al que todos los "especialistas" socialistoides (la CEPAL, por ejemplo) condenaban a la pobreza de la periferia... y en cuestión de dos décadas el país ha saltado de una pobreza atroz a una riqueza espectacular, todo desde que inició su camino de fuerte estabilidad democrática y de mercados abiertos.
China vs. India
Las justificaciones cubanas
Por supuesto, como en debate del tema cubano toda crítica al capitalismo se complementa con una apología del modelo revolucionario, siempre acaban mencionándose los famoso índices sociales de la isla, esos índices que tantos de nosotros sabemos tremendamente inflados. Hechos que normalmente se evitan: en Cuba la mortalidad es de primer mundo, sí, pero la morbilidad es del tercero. Los hospitales disponibles al público general en La Habana están llenos, en pobres condiciones, con falta de recursos básicos, con demasiados estudiantes internacionales de medicina (muchos de los cuales son verdaderos incapaces) que sustituyen a los médicos cubanos que cumplen misión (tercer renglón de ingresos al país). En los 6 índices de servicios básicos (eletricidad, distribución de agua, transporte, alimentación y comunicación) Cuba está en niveles muy, muy malos, y estamos hablando de un Estado que siempre ha tenido la posibilidad de tomar todas las decisiones económicas, con todo el control político, con todos los recursos en sus manos. Y en los 6 aspectos ha fracasado paulatinamente.
La Revolución Cubana triunfó en el 1959. El bloque socialista cayó en el 89-90. Pues resulta que Juan Triana Cordoví, profesor de la Universidad de la Habana y miembro del Centro de Estudios de la Economía Cubana, ha reconocido que en 1958 el país era menos monoproductor, menos monoexportador y menos dependiente de una potencia extranjera que en 1988. ¿Cómo es posible, si en todo ese tiempo recibimos muchos más subsidios económicos que los que dice el Yuma que explican la estabilidad de Polonia? ¿Cómo es posible que estemos tan atrasados habiendo tenido tantas oportunidades?
¿Qué productos podemos venderles? ¿Derivados del petróleo subsidiado por Venezuela y refinados en Cienfuegos? No son suficientes. Y si lo fueran, ¿qué pasará cuando Chávez no esté? Cuando se hizo público que el mandatario padecía de cáncer ya era visible que su manera caudillista de manejar la política había debilitado a su propio partido: una indagación de la encuestadora Keller & Asociados arrojó que más del 65% de los venezolanos no pretendían votar por otro candidato del PSUV que no fuera Hugo Chávez. Ni Adán Chávez, ni Nicolás Maduro tenían números de esperanza... el índice más alto se lo llevaba Elías Jaua sólo con un 9%. Y el mes pasado, otra encuesta mostró que Chávez perdía frente al candidato de la unidad, 39% a 51%, y que un 63% de los encuestados manifestaban su desaprobación de la gestión del gobierno en temas como inseguridad, costo de vida, corrupción, narcotráfico, desempleo, pobreza y vivienda, frente a un lastimero 15% de aprobación. No es de extrañar. Es una locura que el país que es quinto exportador de crudo del mundo y el quinto país que más invierte en energía haya iniciado a principios del año pasado un programa de racionamiento de la electricidad (sí, eso significa apagones) que se sumó a su racionamiento del agua y la leche.
De hecho, los únicos números que apuntan a un triunfo chavista son las encuestas del PSUV.
¿Y este gobierno ineficaz e irresponsable ha sido la tabla de salvamento de la "Revolución"? ¿No puede salir el gobierno cubano de la mentalidad de los subsidios?
Ah sí, hemos desarrollado una industria biotecnológica, ¿no? ¿Qué pasa con eso? Pues otros podrán hablar más y mejor de esto, pero se sabe que los productos biotecnológicos cubanos no encuentran mercado en países que no nos embargan (también dicho por Triana Cordoví). Tampoco no lo tendrían en EEUU ante un hipotético levantamiento de las restricciones, por las mismas razones: ...porque el 80% de la cartilla del Polo Científico son productos genéricos, y eso no se vende caro.
Tan sólo hay 2 ó 3 productos innovadores, que son los que pagan el resto de la investigación. Está, por ejemplo, Heberprot (para la terapia de la úlcera del pie diabético), así como algunos anticuerpos del Centro de Inmunología Molecular, pero la biotecnología es un negocio muy caro en el que el gobierno cubano ha entrado a gastar sin un plan conciso de cómo maximizar los ingresos. Llevar un producto hasta ensayo clínico cuesta hasta 400 millones de dólares... luego si triunfa ya paga la investigación del resto, pero hay que contar con el dinero inicial y no malgastarlo en proyectos riesgosos o no rentables.
Los ingredientes imprescindibles
A estas alturas del juego, uno pensaría que decir que el capitalismo y la democracia no son parte de la receta para saltar de la pobreza a la riqueza es síntoma de ceguera. Habría que haberse perdido los últimos 25 años del siglo XX, en el que muchísimos países de la mal llamada "zona periférica" demostraron que podían crecer y darle mejor vida a sus ciudadanos con fórmulas liberales. Nadie puede negar su triunfo. Y aún así, malas explicaciones de la crisis mundial y del éxito chino le han dado fuerza una erróneas concepciones anti-mercantiles. Los jóvenes estadounidenses piden, además de regulaciones razonables, una intervención estatal que ignora lo estatizada que está ya la economía americana. Los planes de salvamento TARP del 2008, los frecuentes "planes de estímulo" inflacionarios de la Reserva Federal, la burocratización y los privilegios pro-corporativos en salud, educación y energía que desestimularon la competencia, bajando la calidad y subiendo costos... todo eso es intervención estatal, no liberalismo.
En Chile, copiando el estilo del Tea Party de poner en crisis a un presidente por problemas heredados de otros, los universitarios chilenos piden a gritos un mayor subsidio a la Educación, sin tener en cuenta que una opción universitaria pública puede conllevar a que los pobres paguen la educación a los ricos. Tampoco atienden a las causas primarias de la mala educación, que son la falta de mecanismos para encontrar y superar buenos profesores, casi siempre por obstáculos sindicales. De hecho, cuando el comunista Jaime Gajardo, presidente del Gremio de Profesores, se unió a las protestas juveniles por el fin del 'lucro', la CONFECH retiró de su grupo de demandas la petición de una evaluación real y con consecuencias del profesorado.
Y en España, al igual que en Chile, los jóvenes exigen generar ingresos estatales para la educación y el empleo a partir de la nacionalización de sus principales sectores, para luego fijar precios mundialmente, algo que revela su absoluta ignorancia sobre cómo funciona el mercado mundial.
En los tres países hay 'indignados' porque en los tres países hay serios problemas, pero achacarles estos al mercado (deformador e inhumano) o la democracia representativa (sobrevalorada y falsa) es a la vez una falacia lógica y una treta política. Los defensores del castrismo, esos que quieren mantener a Cuba como un símbolo de alternativa, como el anti-status quo, no se paran a decir que Cuba es un malísimo ejemplo para la causa de estos muchachos.
En Chile protestan por una educación superior que da cobertura pero está mal financiada, con graduados que no pueden insertarse en un mercado laboral favorable y con un empleo de profesores que prioriza muchas cosas antes que el mérito y los resultados.... Todo eso es peor en Cuba.
En España protestan por las pocas oportunidades democráticas que da el entronizado bipartidismo, además de la deuda externa, el empobrecimiento general de la población, las recientes medidas de austeridad, y la falta de contacto que la tiene la clase política con el pueblo.... Todo eso es peor en Cuba.
En Estados Unidos protestan por la mala política monetaria de su banco central, el malgasto del presupuesto federal, y los privilegios y tratos a puertas cerradas que el gobierno le concede a las empresas, o sea, de la malísima intervención del Estado en la economía, el secretismo y la corrupción.... Todo eso es peor en Cuba.
No puedes caerle muy bien el castrismo... ¿verdad?
Sobre todo, implica tener un debate público y una educación reformada, de manera que se puedan exponer sin temor estos valores a la sociedad cubana.
Porque es fácil demostrar que si bien la democracia y el capitalismo no son garantía ninguna de éxito, son partes imprescindibles de su receta.
- Melkay -
PD: defensa de los valores sociales... "¿Por qué Colombia es pobre?"
jueves, 10 de noviembre de 2011
Una fuerza más poderosa*
He intentado responder a este criterio lo mejor posible, pues aunque me parece interesante, atractivo y con cierta lógica interna, también me parece profundamente equivocado. Ya que mis comentarios a él se hicieron más largos y dispersos de lo debido, los he condensado aquí en una nueva entrada. Faltaron algunas cosas. Si alguien lee esto y no se aburre, por favor, siéntase libre de contribuir.
2. Todo pasa por la no cooperación y el debate.
lunes, 7 de noviembre de 2011
La Historia Oficial IV (final): Los que sí creen.
Max Lesnick y Harold Cárdenas
© "La Joven Cuba", todos los derechos reservados
En la década de los 80, el dramaturgo y futuro presidente de la República Checa, Vaclav Hável, añadió a su lista de performances de protesta uno muy particular. Él y otros disidentes de la entonces Checoslovaquia se videograbaron mientras jugaban en una caja de arena. Lo hacían porque habían visto que la represión del gobierno, las golpizas y el calabozo, llegaban más tarde cuando les tomaba trabajo procesar un comportamiento tan extraño. ¿Los disidentes se comportaban como niños jugando con cubitos y paletas en un cajón de arena? Pero la metáfora era clara. Así veía el gobierno comunista a sus ciudadanos: como niños relegados a jugar, a recrear actividades de mentirita hechas para distraerlos. Jugaban en la arena para simbolizar que no se les permitía hacer nada.
He sentido una experiencia similar, de ver a niños relegados a juegos sin sentido, visitando un blog en el que participo con cierta frecuencia. Ese blog se llama La Joven Cuba, y allí he visto un poco eso a lo que se refería Vaclav Hável. He visto muchachos que juegan los juegos de la Revolución, pero sin la ironía de los disidentes checos. Esta vez va en serio
Espero que sepan perdonarme una introducción tan mala. Quizás debí empezarla diciendo que es un blog administrado desde Cuba por tres jóvenes matanceros: Harold, Roberto y Osmany, que estudiaron en la Universidad Central de Las Villas. Quizás no debí empezar refiriéndome a ellos como niños. No es mi estilo empezar por las conclusiones. Detrás de esas palabras tan aparentemente burlonas hay un profundo respeto por este trío de cubanos. Su blog es esa rarísima mezcla que es ser oficilalista e independientemente a la vez. Lo llevan desde la Universidad de Matanzas, centro de trabajo de dos de ellos, y en él he encontrado un blog que defiende a la Revolución acérrimamente sin estar exento de críticas aisladas a la misma. Muchas veces repiten los lugares comunes de la propaganda de sitios como Cubadebate o Rebelión, pero en algunas ocasiones se hacen preguntas que cuestionan la hegemonía de ese eufemismo que en Cuba llaman “el Poder”.
Esas particularidades, un blog independiente que habla de política desde las posiciones del gobierno pero sin adherirse totalmente a ellas, le han atraído la atención de colegas más adultos. Los han contactado gente tan dispar como Ted Henken o Max Lesnick (este último se puede ver en la foto portada) así como el periodista estadounidense Tracey Eaton, quienes les hizo tres entrevistas, a mi entender muy buenas.
Harold Cárdenas from Tracey Eaton on Vimeo.
Roberto González Peralo from Tracey Eaton on Vimeo.
Y no creo que sean buenas porque sus criterios tengan peso, rigor u originalidad. Creo que son buenas porque transmiten que estos muchachos realmente sienten lo que dicen.
La Joven Cuba es uno de esos pocos blogs pro-castristas donde existe un espacio de comentarios casi carente de moderación previa. Puedes escribir tu opinión y, si no contiene ciertas palabras soeces, nombres que prefieren evitar o enlaces a sitios web, tu comentario es colgado al instante. Eso, por supuesto, ha convocado a todo tipo de visitantes, algunos ya habituales del lugar, que vierten fácilmente más de cien comentarios diarios. Están los que defienden al gobierno cubano con todas las armas, y están los detractores de igual intensidad. No voy a contar cuántos son de cada lado o quiénes exponen sus argumentos mejor porque me falta objetividad para tener una opinión creíble. Aún así, en vez de quedarse cada cual en sus sitios como normalmente ocurre debido a una exagerada censura, todos han confluido en ese pequeño blog llamado la Joven Cuba (LJC a partir de ahora).
LJC tiene reglas previamente aclaradas, por supuesto. Entre las que se pueden leer en su Código de Ética está no permitir el discurso sordo a la opinión contraria, ni el fomento de la agresión a figuras públicas o no públicas. De más está decir que la primera regla es violada a trocha y mocha por muchos comentaristas, pero ahí se mantiene, como una declaración de principios de los moderadores.
Un día, entre esos comentarios acalorados que me salen cuando me encuentro con gente con quienes es imposible comunicarse, se me ocurrió llamar cobarde a Fidel Castro. Es una opinión que mantenga y, visto lo visto, no tiene nada de extraño. Pero es incómoda. O al menos debió serlo si al día siguiente me encontré con este correo de la administración del blog:
“Melkay toleramos en el blog cualquier comentario independientemente
de su posición ideológica pero lo que no toleramos y lo aclaramos bien
en el código de ética son las ofensas a los comentaristas o a los
líderes de la Revolución.
Si no estás preparado para escuchar lo que dicen los demás entonces no
participes en LJC. En varios comentarios le llamas cobarde entre otras
cosas a Fidel, es tu opinión y te la respetamos pero las dices en tu
blog que para eso tienes uno, en esto no lo soportaremos más.
Hemos baneado a varios comentaristas por no seguir las reglas, te
estaremos observando y no dudaremos en prescindir de ti si continúas
comentando de esa forma.
Saludos”
Ante esta advertencia entendí que era absolutamente razonable. Su blog, sus reglas. De hecho, fui proactivo y pedí varias veces a los otros comentaristas, quienes violaban esa regla tanto o más que yo, que se adhirieran a ellas. Pensé que entre todos se podía mejorar un espacio de debate que ya era muy valioso, ya que jóvenes universitarios en Cuba podrían leer ideas diferentes ahí que no se censurarían, de la forma que se censuran en otros blogs como el de Enrique Ubieta o el de Silvio Rodríguez. Unos foristas me hicieron caso, otros no, y la cosa sigue más o menos igual. A los pocos días recibí otro correo de LJC:
Melkay, gracias por la ayuda que brindas para mantener las normas del
blog. Es una pena que un mensaje que te enviamos de manera privada lo
hayas hecho público en el blog. No es el primero que enviamos pero es
la primera vez que no se respeta la privacidad de esta comunicación.
No hay problemas con eso, no es un secreto pero si quisiéramos hacer
público lo que hablamos con los comentaristas pues lo hacemos en los
comentarios.
Tampoco estarán contentos con que las publique aquí, por supuesto, pero en cualquier caso siento que no me queda mucho antes de ser banneado allí. Las advertencias fueron claras, las provocaciones en los comentarios son muchas, hay demasiados errores que corregir y es muy difícil analizar problemas sin opinar sobre los responsables. Más que permanecer en el blog me interesa muchísimo hablar de ellos y sus opiniones. Creo que merecen apreciarse por lo que son.
Por ejemplo, del trío de entrevistas de Tracey Eaton la que mejor gusto me ha dejado es la Harold (cuyas participaciones en el blog me parecen las más razonables). Me ha parecido que, si bien no ha dicho todo lo que piensa, escogiendo muy bien sus palabras, sí piensa todo lo que dijo. Eso no es algo que merezca lástima, sino algo que hay que respetar mucho en Cuba. Las opiniones sinceras son plásticas, pueden cambiar, porque tienen un correlato con una apreciación de la realidad. Cuando la información cambia, o algún evento altera notablemente esa percepción, detrás se va la opinión. Una persona que miente sobre lo que piensa y modifica su discurso para contraponerse a un rival (como abunda tanto entre los comentaristas de LJC) es imposible de corregir: su opinión parte de una tozudez enraizada en el resentimiento a ese otro y no es ‘opinión’ en lo absoluto, sino un arma.
Por supuesto, yo no coincido en muchas cosas que Harold dice. No creo en el mérito de insertarse entre dos extremos, o de señalar "matices", como manera de alcanzar una relativa imparcialidad. De hecho, eso lo toqué en mi última entrada. Creo que la verdadera honestidad intelectual sabe reconocer cuándo la realidad confirma lo que parecía extremo. Ese es uno de los grandes problemas de muchos jóvenes que viven en Cuba: el discurso de los critican más íntegramente al Poder les parece exagerado porque no pueden concebir cómo su gobierno sea capaz de tanta torpeza, tanta maquinación, tanta crueldad. Por eso los tildan de extremos. Por supuesto, queda relegado a la subjetividad; probablemente él me vea a mí como uno de los extremos. Pero en Harold veo a un tipo de persona que he visto tantas veces antes… el joven indeciso que tiene mucho por aprender a través del debate y del acceso libre a la información. Así aprendí yo, un joven que fui como él.
Otros desacuerdos: me parece risible pensar con optimismo que las transmisiones de las últimas sesiones de la Asamblea General fueron expandidas. No lo fueron. La evidente manera en que fueron editadas en televisión fueron un insulto a la transparencia, eliminando críticas, justo cuando iban a empezar, de delegados que desafortunadamente siempre votaron el unánime SÍ. De hecho, me insulta incluso más que nuestro parlamento se siga reuniendo sólo dos veces al año, dejándole el trabajo al incluso menos democrático Consejo de Estado.
Me parece mal que Harold se sume a las insinuaciones habituales de los blogueros que todos conocemos, esas difamaciones tan repetidas que vienen con la hegemonía de la información oficialista. Me parece ingenuo que Harold se sorprenda que Yoani pueda twittear con tanta frecuencia si a ellos apenas se les carga twitter. Los extensos historiales de twitter de personas tan variadas como Iroel Sánchez o Elaine Díaz muestran que Yoani está en la regla, no la excepción. Para twittear sólo hace falta internet. Todos han visto cómo el bloguero OLPL pide en twitter recargas para su móvil que recibe de contribuciones individuales solidarias de todo el mundo, porque él mismo no puede pagar los costos tan altos de twittear desde su teléfono. Harold nunca ha ido a la casa de estos blogueros a ver cómo viven y cuán comunes son sus vicisitudes cotidianas. Está mal que Harold afirme que sabe cómo vive Yoani Sánchez si nunca ha ido a su casa. No estaría mal que la llamara y le preguntara si puede hacerle la visita. Yoani recibe en su casa mucha gente de muchas vueltas de la vida.
Otra cosa que me parece desafortunada es que Harold confunda (muy convenientemente) la crítica descarnada pero fundamentada a la Revolución con una 'destrucción de su imagen, ya que no pueden destruir su esencia'. Mi opinión, compartida por muchos, es que esa "esencia", ese objetivo que la Revolución ha relegado siempre a la retórica, ha sido un flagrante préstamo de los valores democráticos y liberales que pululan por Occidente. Transparencia, igualdad ante la ley, libertad, un proyecto social que ayude al conjunto de la sociedad... nada de eso es de la Revolución. Todos los demócratas del mundo quieren (queremos) eso. Eso es lo que piden esos 'extremos' que desconciertan tanto a Harold.
No quiero dármelas de poseedor de una única verdad, pero la Historia de este último medio siglo ha dejado al desnudo el verdadero espíritu de ese ‘proceso’ tan estancado. La ‘esencia’ de la Revolución está en su flexibilidad ideológica, extrema hasta el punto de la desaparición. La Revolución se sostiene en una retórica, en una apología, en… ninguna sorpresa… un discurso. El discurso, debido a la evasión casi total de voces que lo contradigan, siempre ha sido una doctrina. La palabra del papa. Lamentablemente, cuando es llevada a la experiencia, esa ideología se transforma, se tergiversa y se olvida siempre por mantener ese objetivo inalterable: defender a los que mandan. Punto. En pos de justificar a la máxima dirigencia de la Revolución (que va más allá de Raúl y Fidel, englobando a toda la interesantemente llamada “generación histórica”) se hará y se dirá todo lo que haga falta, aunque eso implique reorientaciones incongruentes, perdones a puertas cerradas y depuraciones saturninas.
Esa actitud ha contagiado a toda la sociedad. Durante tantos años mi abuela, ingenua como fue en vida, se quejaba de las dificultades de nuestro país y de la indolencia del gobierno, siempre para terminar diciendo: “si Fidel se enterara de todo esto… ¡ahí sí!” No sé si lo decía automáticamente o lo creía en serio. El caso es que Fidel siempre supo. Fidel siempre lo tuvo claro. Harold, Roberto y Osmany tampoco ven con buenos ojos que se insulte (no importa cuán justificadamente) a Fidel Castro en su blog. Hay cosas que no están dispuestos a oír. Es precisamente con las Reflexiones de Fidel y de los discursos de Raúl con los que apuntalan sus críticas al estancamiento cubano. No están dispuestos a ponerlos en duda. Raúl, después de todo, quiere cambios al igual que ellos. En sus discursos, Raúl exige una nueva mentalidad, más abierta, más transparente, más sincera… y exhorta a su cumplimiento. Pero, ¿a quiénes exhorta? Al Gobierno y al Partido, estructuras centralizadas y verticales que están bajo su dirección. Entidades que rigen la vida del país y que él, Raúl Castro, puede cambiar de arriba a abajo en menos de un mes, tan sólo con tres o cuatro decretos-ley.
Es posible que haya preferido no pensar mucho en esas incongruencias. Y si realmente las pensó sólo pudo haber llegado a una conclusión: Raúl es un hipócrita. Entonces, ¿cómo acudir al llamado de un “espacio de debate franco” que propone La Joven Cuba sin poder decir verdades aparentes que dejan muy mal parados a los líderes de la Revolución? ¿Qué tipo de mentalidad signa esa contradicción?
Ellos, desafortunadamente, reciben su santo y seña de Raúl, que critica políticas pasadas mientras exonera a Fidel y a sus compañeros de gobierno de toda culpa. La mejor radiografía de esta actitud la encontré en las palabras del cubano Mijail Bonito Lovio, cuando criticó aquel famoso discurso de Raúl que decía “o rectificamos o nos hundimos”.
La principal causa de los errores cometidos, según Raúl Castro en su discurso han sido la “falta de cohesión, organización y coordinación entre el Partido (Partido Comunista de Cuba) y el Gobierno…”. Es asombroso que, siendo todos los Ministros, miembros del Buró Político del PCC o de su Comité Central pueda existir descoordinación. La misma persona que participa en la toma de decisiones políticas en la cúpula del PCC es la encargada de dirigir el Ministerio que debe ejecutar las medidas. Nunca nadie en la historia ha estado descoordinado consigo mismo. El mismo Raúl Castro es Segundo Secretario del PCC y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
(…)
La “llamada generación histórica” no está sujeta a las limitaciones legales del resto. Ellos tienen la autoridad moral para señalar el camino, enmendarlo, y así piensan imponerlo hasta el fin de sus días. Todas las Constituciones Monárquicas, de una u otra forma, declaran la irresponsabilidad regia. Ni Raúl ni Fidel ni los miembros de la generación histórica se someten al escrutinio del resto. La razón es muy simple, su autoridad moral equivale al viejo aforismo británico: “The king can do no wrong”
(…)
Este señor [Raúl] nos afirma que debemos rectificar nosotros, los ciudadanos, cuando ha sido él y su “generación histórica” los que desvirtuaron el carácter de un proceso de restauración democrática en una tiranía corrupta, signada por la mentira de sus propios funcionarios, como él mismo repite una y otra vez en su discurso.
No puedo estar más de acuerdo con Mijail. A las cosas hay que llamarlas por su nombre.
Ese es el verdadero reto, el más grande y más difícil de la juventud en Cuba. Piensan que se puede se puede ser consecuente con nuestros impulsos rebeldes y renovadores sin romper la continuidad que han trazado los ancianos. Piensan que es mejor criticar respetuosa(cautelosa)mente los problemas menos acuciantes y conformarse con migajas de soluciones. Quieren no ser agrupados junto con todos esos ‘extremistas de internet’ que son tan mal mirados por los ‘Sabios’ como Lesnick. Pretenden devolverle lo revolucionario a la Revolución apoyados sólo en su retórica, cuando en Cuba, aún hoy, a la retórica ‘humanista’ siempre se le antepone el culto a la personalidad.
Piensan que esta vez sí pueden arreglar las cosas jugando sólo con la cadena.
La evidencia irrefutable de que así no se irá a ninguna parte es que el que está jugando con la cadena es el mono. Y La Joven Cuba sólo está participando de su juego.
Por eso los han “respetado muchísimo”. Porque a gobiernos como el de Raúl, que buscan ganar tiempo a toda costa, le convienen mucho estos tontos útiles.
- Melkay -
“La tiranía es una misma en sus varias formas, aún cuando se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes.”
- José Martí
PD:
Ernesto Hernandez Busto from Tracey Eaton on Vimeo.
PD2: Las entrevistas que Tracey Eaton realizó por toda Cuba y Estados Unidos no lo convencieron de que Yoani Sánchez fuera un invento mediático. Manifestó esto en su reacción a aquel famoso video de la conferencia del MININT:
"El experto, Eduardo Fontes Suárez, repite la idea de que Yoani Sánchez es una “gran fabricación.” No he visto pruebas convincentes de ello. No creo que su popularidad creció como parte de un plan preconcebido e inventado en el extranjero. Sánchez desarrolló un público fiel porque su mensaje es aceptado entre muchas personas que quieren un cambio en Cuba. Ella escribe bien. Es inteligente. Sabe usar la tecnología. No me sorprende que tenga más de 100.000 seguidores en Twitter. Esa es la naturaleza del Internet —todo crece a un ritmo exponencial."
- Tracey Eaton, febrero 2011